-la materia del deseo se empieza a manifestar-
Ahora que gran parte de la música parece ir en una dirección similar, La Barranca logra permanecer fiel a sus ideales, creando así una especie de inmunidad que les confiere fortaleza. Sin embargo, sus opositores pueden entonces llamarlos puristas e incluso retrógradas.Al final de cuentas, La Barranca es de las pocas bandas nacionales de rock de culto que posee una sólida comunidad de seguidores. Curiosamente, su principal virtud es la introspección. Una banda que va de la periferia al centro, y no del centro a la periferia como muchas otras.
La Tempestad es el segundo disco del grupo. En esos años aún contaban con la alineación original (Aguilera, Fong, André, Gaytán). Estos cuatro músicos lograron fraguar un discazo que en su mayor parte se encarga de abordar al mar y sus misterios. Música y letras profundas llenas de inteligencia y quizás un poco de pesimismo. La grave voz de José Manuel Aguilera dota de un aire taciturno a un sonido que generalmente es fino y en instantes rudo. Aparte, se nota un gran trabajo en las percusiones. A grandes rasgos, La Tempestad te transporta a un mundo orgánico con texturas y relieves: lo puedes tocar, lo puedes oler.
La edición que dejo a su disposición es un relanzamiento con tres canciones nuevas. El Desafío 1, una versión ligeramente diferente de la original, y dos canciones instrumentales, Escafandra y Ofrenda.
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