-confusion, will be my epitaph-

Es difícil entender el rock
progresivo sin antes darle una revisada a este álbum. King Crimson se encontraba (sin saberlo) en las raíces de una nueva generación de músicos que controlarían la próxima década. Tal vez
Pink Floyd sea el acto con más fama en el género, pero es inevitable catalogar a In the Court of the Crimson King como uno de los discos más
influyentes de la música moderna. No sólo presentaba una icónica portada, sino que se trataba de un logro musical sin precedentes. Canción largas,
improvisaciones, sinfónicas, composiciones complejísimas, atmósferas, lo cual se vería reflejado a lo largo del rock progresivo. Todo arranca con un efectivo gancho,
21st Century Schizoid Man produce una conexión inmediata. Su grandeza va implícita. A partir de aquí, la intensa energía se transforma en melodías
enigmáticas y pensamientos introspectivos. Es una hazaña, pues la banda logra condensar una
obra maestra en tan sólo cinco canciones. Desde la improvisación de diez minutos en Moonchild, hasta la extraordinaria lírica de
Epitaph. Todo dice que se trata de un disco profundo, y por lo mismo no debe ser tomado a la ligera. La mayoría de la música está hecha para mover sentimientos, King Crimson finalmente creó música para mover
pensamientos.
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