viernes, 19 de marzo de 2010

De la experiencia y el dios de las seis cuerdas III

The Jimi Hendrix Experience - Axis: Bold as Love (1967)
- and so castles made of sand fall in the sea, eventually -

Tom hizo su elección como sólo un neófito sabe hacerlo: por la portada. Tomó dos de los discos con diseños más raros y llamativos de la menguada colección de su padre. El primero, una banda francesa cuyo nombre no podía pronunciar, mostraba lo que al parecer eran siluetas de personas borrosas. Lástima, el vinilo estaba totalmente rayado. Lo cambió. Su segunda elección se basó en una curiosa ilustración con motivos hindúes. Las múltiples cabezas de un solo ser lo hipnotizaban y le ordenaban reproducirlo. Lo puso a girar inmediatamente. Al principio, Tom se sintió confundido, indefenso y amenazado. Era muy parecido a lo que le pasa a la gente cuando ve a Fellini por primera vez. El efecto podía ser irreversible. Sin embargo, Tom no se dejó vencer tan fácilmente. Se concentró al máximo y fijó su atención en todos aquellos nuevos sonidos.
A pesar de que el nombre Jimi Hendrix le sonaba familiar, su música era aún ajena a sus inexpertos oídos. Lo que más le inquietaba era la ausencia de coros. Acostumbrado a bandas noventeras, Tom no podía concebir la música sin ellos, así que buscó un pretexto para justificar la medida: La voz del vocalista no estaba hecha para cantar, pensó él, estaba hecha para relatar historias. Era una auténtica voz de cuenta cuentos. Le emocionaba la idea de que alguien pudiera hablar de un jefe indio y al mismo tiempo tocar la guitarra tan naturalmente que pareciera que fuera parte de una convención. Y aunque dominaba perfectamente el inglés, sentía que el significado de las letras se le escapaba de la mente. ¿Cómo interpretar I just wanna know about the rooms behind your minds? ¿Qué le podía decir esto a un puberto de 14 años? Aún así, se sintió bien. Por alguna razón sabía que no estaba perdiendo su tiempo en una grabación vieja y olvidada. Al contrario, se sentía un arqueólogo que descubría las ruinas antes adoradas por civilizaciones antiguas.
Hubo una canción que permaneció en la mente de Tom por más tiempo que las demás. Cuando se terminaba, tomaba el brazo del tocadiscos y lo regresaba a donde comenzaba la pista. Repitió la acción más de cinco veces. Escucharla tanto la merecía acreedora de saber su nombre. "Little Wing", decía la parte trasera de la caja. Así que Little Wing se convirtió en el tema de la semana. En apariencia más sencilla, llegaba más hondo que cualquier otra canción del disco. Cuando la escuchaba no podía evitar pensar en alguna canción de Use Your Illusion de los Guns n' Roses, quizá, por ser sus contemporáneos. A estas alturas lo que el disco le brindaba a Tom no eran verdades y afirmaciones, sino un mar de duda e incertidumbre que lo hacían cuestionarse las cosas. ¿Cómo es que las guitarras van al revés? ¿De dónde sacan tanta fuerza? ¿Porqué demonios no cantó Jimi todas las canciones? ¿Bold as Love? Cuando el disco terminó, Tom se sentía ofuscado. Demasiada energía, tal vez. Después de pensarlo, se puso triste. Nunca más iba a escuchar este disco por primera vez.

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