Sigur Rós - Ágætis Byrjun (1999)
A pesar de que Ágætis Byrjun significa "un buen comienzo", se trata de su segunda producción. Si le toma a la ligera, Ágætis Byrjun puede tornarse una experiencia de acompañamiento, meramente ambiental. Por otro lado, si uno se toma la molestia de analizar la obra (tal vez no a detalle, pero si con calma) se encontrará con un disco sorpredente. Durante una hora y diez minutos, Sigur Rós logra meter en un largo y denso paréntesis al escucha con una propuesta general que se debate entre los polos fríos y calientes. Frío por sus desoladas ambientaciones. Cálido por la extrañamente cercana voz de Jónsi. Al inicio, Ágætis Byrjun es algo etéreo, o abstracto si pudiera llamarlo así. Pero conforme el disco avanza, las pistas se vuelven más concretas y en algunos casos hasta agresivas como pasa en Hjartað Hamast o Ný Batterí, en donde un grito acompañado por metales disonantes suena bastante bien. Uno esperaría que no, pero sí. Increíble.
En aspectos técnicos resalta en especial una cosa, y es que a aun cuando se trata de un disco muy largo, no se abusó en recursos de estudio. En pocas palabras, una producción justa: nada de más, nada de menos.
Al final, aunque la experiencia es fuerte, es reconfortante. Sigur Rós apostó por hacer un disco medular en el post-rock. Ágætis Byrjun, no es una elegía, simplemente que Sigur Rós es como la luz más brillante en el túnel más oscuro. De entrada, eso ya es abrumador.
En aspectos técnicos resalta en especial una cosa, y es que a aun cuando se trata de un disco muy largo, no se abusó en recursos de estudio. En pocas palabras, una producción justa: nada de más, nada de menos.
Al final, aunque la experiencia es fuerte, es reconfortante. Sigur Rós apostó por hacer un disco medular en el post-rock. Ágætis Byrjun, no es una elegía, simplemente que Sigur Rós es como la luz más brillante en el túnel más oscuro. De entrada, eso ya es abrumador.
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